miércoles, 9 de marzo de 2011

Amor, sucédete en mí...



Amor, sucédete en mí.

Ciertamente no somos llovizna,
primavera, otoño, ni hay paraguas
para retener la nada, ni bancos
donde oler las flores, ningún cristal,
ninguna ventana para visualizar las
hojas caer tan apaciblemente sobre
el asfalto.

Ciertamente apenas permanecemos
por el vertiginoso rodar de las horas
que no atiende a llamados de angustia,
ni le importa que seamos mendigos, más
bien se esfuma con la imprecisión que nos

queda; esta mendicidad fatídica que irradia el
dolor de habernos tenido.

Amor, sucédete en mí
aunque nada sea cierto,

que nuestros ojos
desean ver como humildemente desciende
la noche con menos arraigo a la espera,
a lo inerme, a esas ciudades desérticas
incapaces de figurar nuestros rostros.

Que esta invocación tan honda,
este advenir a mi encuentro
puede tener la posibilidad insoslayable de
un día de sol…

Y sí, quizás, ciertamente te sucedas
sin entender el porqué
de tantas palabras
para amarte.

Jolie. Todos Los Derechos Reservados.
Foto: On Deviantart.com

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