miércoles, 9 de marzo de 2011

Amor, sucédete en mí...



Amor, sucédete en mí.

Ciertamente no somos llovizna,
primavera, otoño, ni hay paraguas
para retener la nada, ni bancos
donde oler las flores, ningún cristal,
ninguna ventana para visualizar las
hojas caer tan apaciblemente sobre
el asfalto.

Ciertamente apenas permanecemos
por el vertiginoso rodar de las horas
que no atiende a llamados de angustia,
ni le importa que seamos mendigos, más
bien se esfuma con la imprecisión que nos

queda; esta mendicidad fatídica que irradia el
dolor de habernos tenido.

Amor, sucédete en mí
aunque nada sea cierto,

que nuestros ojos
desean ver como humildemente desciende
la noche con menos arraigo a la espera,
a lo inerme, a esas ciudades desérticas
incapaces de figurar nuestros rostros.

Que esta invocación tan honda,
este advenir a mi encuentro
puede tener la posibilidad insoslayable de
un día de sol…

Y sí, quizás, ciertamente te sucedas
sin entender el porqué
de tantas palabras
para amarte.

Jolie. Todos Los Derechos Reservados.
Foto: On Deviantart.com

De los libros...



Sé que es difícil llegar al final de un libro que carece de epílogos y respuestas, seguro la vida también termina con un cerrar de páginas. Sí, sé que solemos llegar a la última página cuando leemos, pero, sólo a unos pocos nos gusta leer. Imagino que esta probabilidad es ínfima en los jóvenes, cierran de golpe los libros y a veces sufren grandes estrujamientos, otros se dañan enmohecidos guardados en cajones y grandes estantes, otros los destruye la lluvia, de otros queda una pequeñísima parte rescatable y a los que nos gusta leer solemos observarlos con nostalgia y decir:

- Tanto que me gustaba...

No importa si hay otros, sustitutos, procreados de la misma naturaleza, quizás hasta del mismo autor. Hay libros que se vuelven únicos y eso es indiscutible.

Algunos los compramos con gran fascinación, sólo por el título, por la portada y apenas llegamos a la primera página, nos desencanta, entonces lo archivamos junto con los demás cachivaches y cosas sin importancia, otros, no nos parecen tan interesantes, más, sin embargo existen esos que acogemos como a un hijo, nos lo llevamos a la cama como un amante, lo acariciamos y retenemos con celos, nos parece inevitable dejar de leerlos y cuando llegamos al anhelado fin, parecemos habernos arrepentido y sentimos la necesidad inmediata de volver a ellos, de repasar página por página como buscando algo que se nos escapó, que no pudo digerirse al instante pero que sin lugar a dudas tocó fibras, entonces subrayamos todas aquellas frases que nos marcaron, las utilizamos luego cada vez que nos llega a la mente algún recuerdo, cada vez que una fecha especial nos la solicita. Como si fueran nuestras quedan plasmadas en nuestras cartas y en el corazón de sus respectivos destinatarios. Vuelan y se albergan en las almas solitarias, las alegres, las que andan perdidas, las que no encuentran refugio, en las almas que son abismo, necesidad y hambre.

Jolie.Todos Los Derechos Reservados.
Foto: On Deviantart.com