Te vi pedir perdón
para descubrir que tan solo me faltaba práctica.
Todo lo que fuiste,
ya lo era antes que tú.
Y sin embargo,
tú te habías lanzado sin miedo hacia el incendio.
Tú habías descubierto
cuán profundo era el abismo.
Tú conocías
todos los caminos que negué.
Tú no cerraste los ojos.
Tú viste con claridad el deseo.
Me desnudaste ante él,
pero no para amarme.
Yo tuve hambre y sed,
yo vi bosques frondosos
y fuentes en todas partes.
A todos me acerqué
y a todos puse el nombre de mi desesperación.
En ninguno te vi.
Quise las formas nuevas,
descansar en lo extraño,
en lo desconocido…
Fue solo para mí
el desamor y la culpa.
Leyddy Dhianna Reynoso Caraballo.
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