Ya no,
ni su verdor,
ni la pared enmohecida,
ni los cristales polvorientos,
ni el hombre que pasa, que entra
y se sienta en el sillón donde la
espera llega a las doce.
Ya no,
ni su otoño,
ni su avidez de agua,
ni el revoloteo de las aves
o las páginas en blanco.
ni su verdor,
ni la pared enmohecida,
ni los cristales polvorientos,
ni el hombre que pasa, que entra
y se sienta en el sillón donde la
espera llega a las doce.
Ya no,
ni su otoño,
ni su avidez de agua,
ni el revoloteo de las aves
o las páginas en blanco.
Ya no sé quien me hace falta,
si su vuelo intrépido sobre el aire,
si su blancura infinita.
Ya no.
Jolie. Todos Los Derechos Reservados.
Foto: On Deviantart.com
1 comentario:
El no saber lo que hace falta nos suele provocar huidas a veces incomprensibles.Al menos se recuerda.
Me siguen gustando tus cortitos porque están llenos de largos sentimientos.
Siempre es grato saber de vos...
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