Hoja, si pudiera soltarte al aire  este último día de diciembre, serías acaso feliz…

La respuesta...

No, no tengo ningún libro, escribo con desidia y con la constipación de lo vivido, hablo a veces de poesía, murmullo una, dos y tres palabras, simulo estrellas y luciérnagas y algún insecto de esos asquerosos  para asemejarme a los humanos, tan hambrientos de alguien que se les parezca en su desdicha.

Jolie...

Tú me has matado amor, tú me has matao.

Tú me has matado amor, tú me has matao.
Me has dejado una cicatriz, es una risa,
como un eco en la garganta es repetida.
Me has abierto una herida labio a labio
y es definida en tu rostro cual adagio.
Me has matado amor, tú me has matao.
Gaviota era yo de vuelo inquieto y ahora
encauso feliz sobre tus besos y
no hay bahía 
que se asemeje al paisaje de tu cuerpo.
Tú me has matado amor, tú me has matao.

Jolie...

Mi poesía no me deja escribir
me ve cansada y me besa
me seduce en noches calurosas 
me despierta para hacerme el amor
y versa en caricias cada estrofa.

Jolie...

Escribía un poema en mi sueño, esta madrugada desperté buscando lápiz y papel,

pero ya se había ido.

He dicho...

Mi casa es una casa deshabitada

 no de trastes ni de muebles

es una casa sin alma en las paredes

 sin voces para imitar la tarde

es una casa que hiere

Mi casa es una casa que no

es mía y me refugia y me asfixia.

Jolie...

Noventa días...

Todos los sueños se desgastan como un paisaje

 inventado adrede por la imaginación,

así está este día y los  noventa que me han pasado

 de aletargadas lluvias,

a punta de ojos y pies,

 no marchan por las cuadras olvidadas

de mis casas de ensueños

 ni asemejan los muebles en mudanza a

 otros lugares

 Y de esos escondrijos que me hablas

 al atardecer, no sabré nunca,

 en este espacio apenas,

 el pájaro gris vuelve a posarse sobre

 el cable y el verde se divisa solitario

 en todas las direcciones.

 Levemente te disipas como una nube que

ha  perdido su ventolera de barca.

¿Dónde llevaras tu carga de vanidad infinita?

De esos trozos de eternidad que me arrebatas con

 la piedad de un niño, no sabré nunca, si  a duras penas

 balbuceas las palabras.

 Cuando adquieras la madurez del fruto que

 cae del  árbol,  mis canas serán las justas para

 que no me importes.

Todos los sueños se desgastan como

un paisaje inventado adrede por la imaginación,

 así está este día y 

los noventa que me han pasado

de  aviesos soles.

Jolie...

Estuve aquí, sabes cuánto,

todo cuanto te amé, al

pie de las horas sin agujas

y las puertas sin manubrios,

erguida sobre el césped,

siempre abierta al abrazo

de regreso y al viaje junto

a ti.

Jolie. Todos Los Derechos...

Tú...

Hacedor de coordenadas
trazas rectas en mi
poesía cuando duermes en mis vértices.

Ríen mis versos
plenamente feliz
cuando dibujas el sostén de mis
palabras.

Jolie. Todos Los Derechos...

A mi esposo...

Eres lo que espere mi amor, mi todo y no hay nada que haya esperado mejor, de todas las filas, consultorios en los que estuve, la del amor fue la mejor porque mientras esperaba iba hacia ti y no me avergüenza decir que fui en busca del amor, mi amor, porque he encontrado mi anhelado tesoro, mientras otros esperan, ignorando que los milagros no suceden en la inmovilidad. Y cada día estoy más agradecida de Dios de que nada haya sido fácil entre los dos, de que todo el camino recorrido hasta ahora haya estado revestido de fuertes luchas y batallas, porque tengo la firme convicción de que si Dios así lo permitió, lo hizo para dotarnos de las herramientas necesarias para soportar cualquier embestida desde ahora y para siempre.

Ciertamente sigues siendo una hoja en blanco,
no nos queda mas que brindar.